3 de noviembre de 2009

Tengo, tengo, tengo

"Composición", Joaquin Torres García (1931).


Tengo dudas,
tengo miedos,
tengo ganas,
tengo sueños...

Tengo ideas, inquietudes, imaginación, inseguridades....

Tengo muchas cosas, pero no se muy bien qué hacer con ellas.

22 de junio de 2009

Trenes

Tren en la nieve, Claude Monet (1875).


En la vida hay momentos en que tenemos la sensación de que hemos perdido algunos trenes....
Sentimos que hay oportunidades que hemos dejado pasar de largo, bien porque no hemos sabido verlas o porque no nos parecieron adecuadas en su momento.

Tengo amigos que afirman que no se arrepienten de nada de lo que han hecho, sino de lo que no han hecho, y cuando me dicen esto yo pienso en esos trenes perdidos, esas oportunidades que no fueron nuestras, pero que pasaron a ser de otros que tal vez sí las aprovecharon, ya que todos los trenes acaban encontrando sus pasajeros.

Por eso prefiero pensar que no soy un pasajero esperando en la estación a que llegue su tren, sino que yo misma soy el tren, y me muevo por las estaciones, de forma que si no es en ésta, será en la siguiente, pero tarde o temprano alguien sentirá que puedo llevarle a algún sitio interesante y subirá.

Así que, mientras tanto… Más madera!

2 de junio de 2009

Que sople el viento

Boreas, Arthur Hughes (1902).


Ultimamente tengo muchas ganas de sentirme feliz...

Y me he dado cuenta de que el único inconveniente está en mi misma,
de que yo soy quien pone barreras,
quien levanta muros y construye agonías.

Así que ésta semana he decidido celebrar un entierro.
He matado frustraciones,
sepultado malos pensamientos,
Y entonado un réquiem por los sueños perdidos.

Es el momento de comenzar de nuevo,
echar a los fantasmas y a los miedos,
y mirar hacia delante para resurgir de las cenizas.

Como el ciclo de la vida... morir para renacer de nuevo.

Es hora de que vuelva a soplar el viento.

11 de mayo de 2009

Casi...

La creación de Adan (detalle), Miguel Angel (1508-1512).


Algunos días estoy casi ilusionada,
hay momentos, muy breves y fugaces, en los que soy casi feliz.
A veces siento que lo tengo casi todo, y otras veces siento que no tengo casi nada,
que soy capaz de enfrentarme a casi todo o incapaz de enfrentarme a casi nada...

En ocasiones creo que casi puedo tocar lo que anhelo con la punta de los dedos,
pero la mayor parte de las veces todo se queda en un "casi".

La cuestión es, ¿debería lamentarme por no haber llegado a conseguir ninguna cosa completa del todo, o debería estar contenta por casi haber conseguido tantas cosas?

29 de abril de 2009

Con el mundo a cuestas

Mujer con manzanas, Michael Taylor (1981).

Tengo un amigo que dice que la vida te enseña a base de palos, y que en los últimos tiempos está aprendiendo muchas cosas.
Reflexionando al respecto, reconozco que, dejando aparte algunas circunstancias, en general he sido bastante afortunada en la vida, aunque no sé porqué la mayoría del tiempo me cuesta bastante ser feliz...

Cuando veo los molinos girando para producir energía eólica, pienso en los pájaros que habrán caído abatidos por sus aspas y me siento mal,
cuando estoy comiendo un menú abundante y me dejo algo en el plato, pienso en toda la gente que no tiene nada que comer y me siento mal,
cuando compro una prenda de vestir que me encanta y veo dónde está fabricada, pienso en toda la gente que trabaja en condiciones terribles para hacerla y me siento mal,
cuando veo que alguien deja un grifo abierto mas tiempo del necesario, pienso en cómo se está secando el planeta y me siento mal,
cuando veo las ingentes cantidades de dinero que mueve el fútbol mientras cada día sube el umbral de la pobreza en tantos sitios, y veo que nadie se lleva las manos a la cabeza por ello me siento mal,
cuando veo el telediario... mejor no os lo cuento.

Hay quien dice que mi problema es que pienso más de la cuenta, pero yo creo que es otra cosa.
Tampoco es que viva en permanente empatía con la amargura ajena, pero mi padre me dijo una vez algo así como que llevamos el mundo a cuestas, y supongo que hay días en que me pesa demasiado...

Ojalá con el tiempo la vida no me vuelva sabia a base de golpes (que lo hará), pero lo que sí ha hecho desde que tengo memoria es volverme sensible a base de conciencia.

No sé muy bien cual de las dos cosas es peor, pero tengo la sensación de que ambas son amigas del insomnio.

21 de abril de 2009

Lo sentimos pero...

Ohh... alright, Roy Lichtenstein (1964).


Esperar currilum en mano, vestido con ropa bien elegida.
Sentirte observado, analizado...

Hacer cola para entregar un papel que se supone que dice todo lo que necesitan saber de ti, un papel del que dependen muchas cosas pero que, desde luego, no expresa quién eres en absoluto.

Escuchar al que está delante de ti hablar sobre sus masters y sus experiencias en el extranjero y tener ganas de salir corriendo.

Sentir que no sirves para nada, escuchar una y otra vez que no eres lo que buscan.

Tener que sonreír y pelotear, mostrarte disponible para cualquier horario, para viajar, para lo que haga falta.... por una nómina ridícula.

Venderte barato, y encima tener que sentirte agradecido porque guardan tu papel y te dicen que "te tendrán en cuenta si algún día les hace falta alguien".

14 de abril de 2009

Caos

Post office, 33rd and 8th, Richard Estes (2004). Grabado en madera (Xilografía en color).


Reconozco que soy una persona muy urbanita, en el sentido de que me gusta mucho vivir en la ciudad por la oferta de ocio y cultura que ésto conlleva, pero también soy una persona que necesita rodearse de paz y armonía para conservar el equilibrio, y eso en un entorno urbano a veces es realmente complicado.

Y es que hay días en los que parece que el mundo está patas arriba...

Ves el telediario y todo es muerte y corrupción, te deprimes pensando en lo mal que está el mundo y decides apagar la tele.

Sales a la calle a pasear y todo el mundo corre, todo va deprisa, alguien grita mientras habla por un móvil, una señora murmura improperios porque el autobús está tardando demasiado, un hombre en su coche pita sin descanso porque han aparcado en segunda fila, un niño berrea con una pataleta tremenda mientras su madre lo arrastra lejos de un escaparate de golosinas, se acerca una ambulancia con su sirena a toda velocidad...

Decides volver a casa y refugiarte en un buen libro, pero los vecinos quien sabe por qué comienzan a arrastrar muebles, y la escalera es un constante jaleo de gente gritando, subiendo y bajando.

Entonces terminas sentándote ante el ordenador para navegar un rato y tratas de recordar porqué te gustaba eso de vivir en la ciudad (que afortunadamente no es de las mas grandes, dios mío) y piensas en lo estupendo que sería vivir en un lugar donde se escuchase cantar a los pájaros, donde se pudiesen ver estrellas por la noche, y donde poder disfrutar de un rato de silencio sin necesidad de ponerte unos tapones.